Dzibilchaltun reabrirá sus puertas el 22 de julio, después de prolongado plantón por conflicto de ejidatarios de Chablekal.
Dzibilchaltun reabrirá sus puertas el 22 de julio, después de prolongado plantón por conflicto de ejidatarios de Chablekal, tras el pago de 30 millones de pesos como anticipo de un total de 127 millones por las 53 hectáreas que involucra la expropiación.
El delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Yucatán, José Arturo Chab Cárdenas, anunció que el próximo 22 de julio se abrirá la zona arqueológica de Dzibilchaltún después de cinco meses de bloqueo de ejidatarios que exigían el pago de 30 millones de pesos por la expropiación de las tierras.
“El lunes 11 de julio se pagará el anticipo de la expropiación de los terrenos del sitio: se indemnizará con 30 millones de pesos a los ejidatarios de Chablekal con recurso que autorizó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)”, aseguró.
El Centro INAH-Yucatán recibió administrativa y jurídicamente el acceso a la zona arqueológica de Dzibilchaltún el pasado viernes 8 de julio, a las 19:40 horas.
Los representantes de Chablekal entregaron el lugar, desbloqueando el acceso ante la promesa del primer pago por las 53 de 189 hectáreas que conforman el núcleo de la zona arqueológica”.
“La adquisición de esas 53 hectáreas tiene un objetivo: que el Gobierno Federal fortalezca las acciones de protección y salvaguarda del patrimonio arqueológico para su apertura inmediata”, explicó Chab Cárdenas.
Un grupo de ejidatarios de Chablekal bloqueó el acceso a Dzibilchaltún desde febrero pasado, por lo que no podían ingresar turistas ni trabajadores del INAH y el Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos de Yucatán (Cultur).
Después de 151 días de protesta, el INAH anunció que realizará un diagnóstico general de la zona arqueológica y se prevé su apertura el próximo viernes 22 de julio “para que se aproveche el período vacacional”.
El delegado explicó que el INAH “no compró los terrenos del ejido, se trata de un procedimiento expropiatorio, en virtud de que las tierras cuentan con presencia de monumentos arqueológicos y forman parte de la zona de Dzibilchaltún y el parque nacional”.
“Es un procedimiento expropiatorio por medio del cual, la Federación recupera el dominio pleno de la tierra mediante una indemnización”, aseveró.
Señaló que en 1987, en un decreto del Ejecutivo Federal se fijó términos para que en la zona de monumentos arqueológicos y el parque nacional Dzibilchaltún se realicen actividades dentro del ejido de Chablekal.
El sitio arqueológico de Dzibilchaltún, cuya extensión es de 53 hectáreas, se encuentra debidamente inscrito en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos.
Se ubica en el Parque Nacional del mismo nombre, en términos del Decreto del Ejecutivo Federal publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 14 de abril de 1987.
En ese mandato se restringen actividades e infraestructura para salvaguardar el patrimonio histórico y cultural.
La zona arqueológica, que cuenta con un museo de sitio, cenote y más de cien estructuras, es de gran importancia para la cultura nacional.
Las autoridades del INAH declinaron hablar sobre el conflicto que hay entre dos grupos de ejidatarios de Chablekal.
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EL TEMPLO DE LAS SIETE MUÑECAS
El Templo de las Siete Muñecas está en el sitio arqueológico Maya de Dzibilchaltún, 16 km al norte de Mérida. Dzibilchaltún quiere decir «el lugar donde hay escritura sobre las piedras planas,» que se refiere a las muchas piedras memoriales encontradas en el sitio.
Hubo asentamientos en este lugar desde 500 AC hasta la conquista española en aproximadamente 1540 DC. Tiene un área de 19 kilómetros cuadrados, con aproximadamente 8400 estructuras en el enclave redondo. Es posible que contó con una población de 40,000 habitantes, que le hace una de las ciudades más grandes de Mesoamérica.
El Templo de las Siete Muñecas también es conocido como Templo del Sol, una estructura cuadrada que era el punto de enfoque de la ciudad. Este segundo nombre puede originarse del fenómeno que ocurre dos veces al año, en los equinoccios de primavera y otoño, cuando el sol amaneciente es visible por una ventana y sale de otra, un tributo al conocimiento matemático increíble de los Mayas. El templo está conectado al resto del sitio por un sacbé, o «camino blanco,» nombrado así porque originalmente fueron cubiertos de roca caliza blanca, construidos encima de piedras y escombro.
El nombre más conocido, Templo de las Siete Muñecas, viene de las siete pequeñas muñecas de efigie ásperas, encontradas en el interior del templo.
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