En este punto conviene recordar que nunca en la historia Rusia ha cortado el suministro de gas al exterior.
José Ramón Iturriaga
Resulta muy difícil anticipar cuáles van a ser las consecuencias económicas del ataque ruso a Ucrania porque depende mucho de hasta donde llegue la escalada y eso último solo lo sabe Putin.
Así las cosas, se pueden describir distintos escenarios y tratar de entender qué pueden suponer. Empezando por el peor de todos y que a pesar de lo que estamos viendo hoy sigue teniendo muy pocas probabilidades: guerra abierta que llevara a que como respuesta de Rusia cerrara el grifo de sus hidrocarburos al mundo.
El impacto económico de la subida del precio de gas y petróleo que esto provocaría sería enorme, comparable a la crisis del petróleo de los años setenta del siglo pasado.
Ahora, y vuelvo insistir, este desenlace es harto improbable porque básicamente quien más perjudicado sale en términos económicos es Rusia por la extraordinaria dependencia que tiene su maltrecha y relativamente pequeña economía de las exportaciones de gas y petróleo.
En este punto conviene recordar que nunca en la historia Rusia ha cortado el suministro de gas al exterior. Ni siquiera en los peores momentos de la guerra fría y desde luego no estamos ahí. Se impone la máxima de que nadie se tira por un barranco voluntariamente ni siquiera el nuevo zar ruso. Y aunque siempre hay una primera vez, no hay razones para pensar que vaya a ser esta.
A partir de aquí, si la sangre no llega al río -y ese sigue siendo el escenario central- el impacto económico vendrá por un lado de las sanciones económicas cruzadas como consecuencia de hasta donde llegue el ruso -que por muchas que sean para el conjunto de la economía mundial sería mínimo, no así para la economía rusa que lo sufriría mucho más- y por otro lo que pueda pasar con la inflación por el repunte del precio del petróleo y la posible respuesta de los bancos centrales.
Este es probablemente el mayor peligro económico: una equivocación por parte de los policy makers. Una respuesta demasiado drástica por parte de los bancos centrales una eventual inflación más alta de la esperada como consecuencia de que el precio de la energía se mantiene más alto durante más tiempo es lo que mayores consecuencias puede tener para la economía en este momento.
No hay nada que nos haga suponer que esto pueda ser así, todo lo contrario pero esto será desde el punto de vista económico a lo que tendremos que estar atentos una vez que los cañones se callen. Esperemos que no tarde mucho. Fuente: ABC.